Debo empezar confesando que nunca me han interesado las películas de zombis. Pero el concepto de zombi es perfectamente aplicable a la vida de hoy. Los zombis existen y están por todas partes.
La Wikipedia define a los Zombies como ” la representación de un cadáver que de una u otra manera puede resucitar o volver a la vida“. Y más adelante añade que “coloquialmente y en sentido figurado, zombi se usa para designar a alguien que se deja llevar y hace las cosas sin pensar, de manera automática“. ¿Encaja esta definición con algún conocido? Apuesto a que sí.
Ello me lleva a reflexionar sobre los zombies que hay en nuestra vida. Aquellas personas y organizaciones que creen estar vivas aunque hayan muerto hace tiempo y que, sin embargo, ahí siguen. Te invito a hacer una lista. Esta es la mía:
- El Amigo Zombi: sí, anda por ahí pero ni influye en tu vida ni se puede contar con él en caso de necesidad. Muy parecido a los amigos en Facebook
- La Empresa Zombi: funciona, y sigue haciendo lo de siempre con la misma gente. No aporta valor añadido a sus empleados y tiene dificultades para actualizar su cultura, su catálogo, sus recursos humanos y su tecnología.
- El Socio Zombi: hace mecánicamente lo que se espera de él, pero no aporta nuevas ideas ni mercados. Con frecuencia necesita orientación por parte de los socios vivos.
- El Empleado/Colaborador Zombi: es un ser humano automatizado que cumple estrictamente con sus obligaciones… y nada más. La típica persona de horario fijo. Con mucha frecuencia existe porque es cómodo para sus jefes al no dar apenas problemas.
- El Jefe Zombi: es el creador de los empleados zombis. Lleva el día a día de la empresa. No piensa en asuntos como la competitividad o el futuro de la empresa por considerar que estas reflexiones corresponden a niveles retributivos superiores al suyo. ¿Por qué preocuparse?
- El Gobierno Zombi: por suerte solamente dura de una elección a otra cada cuatro años. No afronta los problemas reales de los ciudadanos, mentalmente vive en lo alto de su torre de marfil para evitar ser molestado por la vida real, y con suerte pasa al olvido en cuanto los votantes lo echan del poder.
- La Aplicación Zombi: aquella que está en el correspondiente mercado de apps (Google Play o App Store), pero que nadie hace nada para evitar que caiga en el olvido descendiendo a puestos que nadie ve.
- La Familia Zombi: está ahí pero eso es todo. Hay miembros a los que apenas conoces (o cuya existencia ignoras completamente), quizá intercambias alguna felicitación de Navidad cada varios años, desconoces su e-mail y en algunos casos no te consta con certeza que sigan vivos.
- Yo el Zombi: ocurre con más frecuencia de la que se cree. Te conviertes en un Zombi cuando el tiempo que dedicas a hacer cosas que sin pensar excede con mucho el de las que haces siendo consciente de ellas. Cuando tu mente está en otro sitio… o directamente la apagas.
El Zombismo puede sobrevenir a cualquiera. Puede tener una duración variable que va de las hora a las semanas o meses, y que igual se prolonga el resto de la vida. Pero no es algo necesariamente malo: creo que un poco de tiempo zombi personal es bueno para mantener un equilibrio psicológico entre lo que tenemos que hacer y lo que nos gustaría hacer. Las tareas automatizadas permiten a la mente ocuparse de asuntos más importantes y complejos para las personas y las organizaciones.
Hoy se nos dice constantemente que hay que vivir la vida. Ser consciente de lo que hacemos y hacer cosas con un propósito claro son expresiones que vemos en muchos mantras de moda.
Así que, ¿qué proporción crees que es adecuada de vida zombi y vida consciente? ¿Es buena para la sociedad y la economía la existencia de personas y entidades zombi?
Y, lo más importante, ¿eres zombi con frecuencia?
Imágenes: Peter Gowesky y Pikaso
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